lunes, 4 de julio de 2011

"Spawn": Bodrio delirante y noventero


La gente comenta de los 80's que fue la época de los excesos: en moda, en arte, en música, en cine... a veces parece que aquella esplendorosa década sea la única en la que al ser humano le dio por excederse con su concepción del mundo. Evidentemente los 80's marcaron un antes y un después en este aspecto y a día de hoy estamos volviendo a vivir una etapa de explotación de las tendencias ochenteras. La mayoría de las veces en el cine nos encontramos con casos del típico director mastuerzo que va de original haciendo un bodrio que da la impresión de ser muy artie y divertido solo por el hecho de inspirarse en filmes cutres y delirantes de los 80's (vamos que al tío le podrán llamar genio pero de originalidad: cero). Cada década del siglo XX ha tenido su personalidad y su momento, y todos sabemos diferenciar bien cuál es la faceta delirante de cada una de ellas pero muchas veces (tal vez eclipsada por el brillo cegador de los 80's) parece obviarse esta faceta en los 90's (década más recordada por modernidades snobistas y la penosa generación X).

Sin duda "Spawn" es un claro ejemplo en cuanto a lo que a delirio cinematográfico de los 90's se refiere. Y es que las bases del cine de acción ya fueron asentadas muchas décadas atrás y vivieron una transformación decisiva en los 80's gracias a las pelis de Schwarzenegger, Stallone y, sobre todo, la obra maestra "La jungla de cristal" (de hecho la mayoría de filmes de acción célebres de los 90's son un plagio de esta película), pero en los 90's todavía se podían introducir nuevos elementos que dotasen al género de una personalidad moderna en vísperas del nuevo siglo. En fin, dejando a un lado el contexto histórico y entrando en la película, hay que decir que "Spawn" es un mierdón de película tecnotrónica muy hija de su tiempo que en su día por estas cualidades se convirtió en un discreto bombazo (también en parte por estar basado en un popular cómic y por su banda sonora en la que se mezclaba el techno de la época con populares bandas de heavy metal: Metallica, Marilyn Manson... ) deudor de otro delirio noventero como lo fue "El Cuervo" (otra adaptación de un cómic que se convirtió en obra de culto más que nada porque Brandon Lee murió de un disparo rodando una escena del film), de hecho la agobiante estética nocturno-futurista de Alex Proyas (director de "El Cuervo" y que en un principio iba a dirigir "Spawn" (también se pensó en Tim Burton)) está calcada en esta peli.

Pero donde la película en su día jugó sus cartas y no se escatimó en írseles de las manos hasta lograr el máximo delirio fue en sus efectos especiales y visuales, los cuales en su día se vieron recompensados por los friquis de Sitges que la dieron el premio a "Mejores efectos especiales". El argumento de la película ("Un hombre que tras ser eliminado vuelve del infierno convertido en un súperhéroe-antihéroe para vengarse de los que un día se la jugaron.") daba para hacer mucho en el aspecto de lo FX. Tal vez en su día resultaron impactantes (aunque yo no recuerdo que me impactaran mucho, de hecho ya estábamos curtidos por maravillas como "Parque jurásico" y "Terminator 2") pero a día de hoy se han quedado totalmente desfasados, quedando como un mero recuerdo de lo cutre y delirante que llegaba a ser la puesta en escena de este tipo de productos tan arraigados a su generación.

Los imposibles malos del film

En cuanto al marco interpretativo la cosa tampoco va bien encaminada: tenemos a un tal Michael Jai White, negrazo cachas con menos carisma que su puta madre (no es literal, seguro que su madre se desenvolvería mucho mejor) y al que un papel protagonista en una superproducción se le venía demasiado grande (por suerte se pasa la mayor parte de la película con el maquillaje y atuendo de Spawn para suplir esta falta de presencia), y rivalizando con él a Martin Sheen en hora bajas (pero seguro que pasando un buen rato con el papel y en el rodaje) y con perilla haciendo de malvado jefe de la CIA en el colmo de la enajenación (un malo que trata con personalidades del infierno para dominar el mundo!) y, quien sin duda destacó sobre el resto del reparto, un irreconocible John Leguizamo haciendo de un orondo payaso demoniaco que se pasa toda la película tirándose pedos, diciendo gilipolleces, trasvistiéndose y dando por culo de manera incesante (de los pocos casos que se han dado en el cine en los que el bufón de la peli también es el malo más peligroso). Sin duda, el de Leguizamo, en su día fue el personaje que a la gente se le quedó de la película pues además de rozar las más altas cotas del rídiculo contaba con un maquillaje y caracterización bastante currados y característicos (sin duda (la labor de maquillaje) de lo mejor de la producción) además de su sorprendente transformación en Violator (vaya nombrecito), un monstruo infernal que a día de hoy se ve bastante descafeinado aunque sin duda estaba más logrado que los pasajes del infierno y la criatura que aparece dando órdenes en él.

John Leguizamo en el momento más delirante de su carrera

Posiblemente uno de los bodrios más gordos de finales de la década de los 90's (aún estaba por llegar, en 2001, la abominable "Faust: La venganza está en la sangre" que bebía mucho de este tipo de películas) que al menos sirve como ejemplo representativo de lo que fue el delirio y la ida de olla de aquella época.

1 comentario:

  1. Pues creo que nunca la he visto, a ver si la visionó uno de estos dias que no tengo nada para ver...

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