"Pin" no es un clásico indiscutible de la historia del cine, y por supuesto podría debatirse el hecho de que se trate de una película de culto en toda regla, pero sin duda es un film interesante y ejemplar a su manera. La idea podría haber sido llevada a cabo de muy diversas formas y muy difícilmente sin caer en el ridículo pero los encargados de realizar esta película se aseguraron de que no se diese este caso.
"Pin" se nos presenta como el estudio de la mente de un esquizofrénico psicótico desde su más tierna infancia a su madurez, el cual a desdoblado su personalidad en la de un maniquí de medicina. La raíz de esta psicosis proviene del seno familiar, de ese modelo de rectitud de familia americana pulcra y perfecta y del obsesivo modelo educacional llevado a cabo por el padre, el cual es pediatra y entre sus métodos de enseñanza (tanto para sus jóvenes pacientes como para sus dos hijos) emplea un maniquí de su consulta al que ha bautizado como Pin y al cual el médico da voz con su habilidad como ventrílocuo. Esta personalidad ficticia adquiere un cariz familiar para el protagonista y termina cobrando vida de cara a su subconsciente debido a que la aparentemente divertida, inocente y didáctica práctica ejercida por el padre (el cual contribuye en gran medida a la aparición del brote psicótico pues hasta hace que sus hijos reciban regalos en nombre del maniquí) deja mella de forma irremediable en la retraída psique de su hijo primogénito. Ante la, en ocasiones, despótica conducta de sus padres y del entorno que le rodea el protagonista solo encuentra cobijo en su hermana menor y, sobre todo, en Pin, haciendo que la patología se desarrolle hasta el punto de que sea el protagonista quien acabe dotando de su propia voz al pelele de forma inconsciente.
La película trata de enfermedad y del miedo, pero no de un tipo de miedo mágico y sobrenatural explotado en multitud de ocasiones en el cine, si no de un miedo real, el miedo a la convivencia con un psicópata y a la irremediable solución de su enfermedad. Como siempre pasa en el arte, la interpretación de una obra está abierta a la opinión del espectador y cada uno puede buscar la explicación que crea conveniente al origen del trauma, o sí realmente es un trauma o hay una maldición. En mi opinión creo que el peso recae en el subconsciente del protagonista y hay motivos para pensar en ello gracias a momentos decisivos para comprender la acentuación de su tara como cuando ese en el que el padre hace hablar a Pin delante de los niños cuando ellos piensan que no está presente, ese otro en que el protagonista descubre a una enfermera satisfaciendo su deseo sexual con el maniquí, o toda esa extraña aversión que tanto esto como la educación sexual impartida por el padre mediante Pin genera hacia las relaciones de este ámbito por parte del protagonista. Este hecho se ve acentuado con la presencia de la otra persona en la que busca refugio y que somete a su sobreprotección: su hermana, la cual en su infancia le hace plantearse las primeras incógnitas sobre el deseo sexual, queda embarazada durante una etapa de promiscuidad en su adolescencia y es la única figura femenina que ejerce cariño en él; esto se ve de forma más clara ante el rechazo del protagonista hacia a otras mujeres y, sobre todo, con la lectura de un poema escrito por él en el que el personaje creado para su ficción literaria (el cual hace el amor con multitud de mujeres) lleva a cabo por primera vez una violación y finaliza dándose cuenta de que a la persona a la que ha violado es a su propia hermana. Quizá el único momento en el que pueda haber espacio para la duda y llevarse a cabo una interpretación mágica sobre la perversidad del ente de Pin, es en la escena del accidente de tráfico que provoca la muerte de los padres, ya que en ella el padre ha introducido en el coche al muñeco con el fin de deshacerse de él pero finalmente la presencia de éste termina convirtiéndole en único testigo de su muerte y quién sabe si también causante...
Trauma intrínseco: la empleada de tu padre se folla a tu amigo maniquí!
Esta película canadiense de finales de los 80's no cuenta con grandes actores reconocidos ni con un elenco técnico que eleve a la obra a un nivel sobresaliente en cuanto a calidad cinematográfica, pero cuenta con una serie de elementos que la ponen muy por encima de la mayoría de títulos de sus características y hasta de las propias expectativas levantadas por la cinta. Una de esas pequeñas joyas que aparentemente están destinadas al olvido desde su propia concepción pero que esperan ser descubiertas para sorprender a propios y a extraños.
La comenté en su día, un clásico de culto como ya sabes!
ResponderEliminarjeje qué nos ha dado con los maniquíes? Ahora que estoy dandole vueltas al tema me ha encantado descubrir esta curiosidad. Lo del maniquí medicinal me parece muy perturbador, como la misma peli vaya.. En mi vida había oído hablar de ella. La pongo en la lista de rarezas de que hay que ver. he mirado la ficha de imdb y creo que el padre está interpretado por el Locke de Lost. El año anterior había protagonizado otra joyita, El padrastro.
ResponderEliminarCierto! ya decía yo que me sonaba, sobre todo por "El padrastro" más que por "Lost" (debo ser la única persona del planeta que ni ha visto ni le interesa esa serie!), pero ahora que lo dices: es el calvo ¿no?
Eliminarsí, en Lost estaba calvo, en esta época aún le quedaba pelo
EliminarCapturado y sintonizado. Me alegro de revisitarle. Y con una buena recomendación.
ResponderEliminarMe alegro de tenerle de nuevo por aquí!
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